Sumario: Iniciativa de la Fundación Alquería Cavelier, USAID y OIM Colombia, ha integrado
social y culturalmente a 1.400 niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes.
Durante los últimos años, Colombia ha sido parte de una migración dinámica que se ha
dinamizado en los países de Latinoamérica como resultado de coyunturas sociales, políticas y
demográficas. Así lo confirman cifras de Migración Colombia, que en su boletín anual de
estadísticas, registró 16 millones 646 mil 334 flujos migratorios de colombianos y extranjeros
durante el 2019. De estos, 8.690.052 corresponden a entradas y salidas de colombianos y
7.956.282 a entradas y salidas de extranjeros.
Esto ha generado presencia de nuevas personas en todos las regiones del país y, sin lugar a
dudas, ha puesto en evidencia las necesidades de inclusión de familias tanto colombianas
como extranjeras que llegan a un nuevo lugar buscando nuevos horizontes y un mejor futuro
para sus integrantes.
La Fundación Alquería Cavelier, junto a USAID y OIM Colombia, puso en marcha el proyecto
‘Todo es posible’, una iniciativa que busca integrar social y culturalmente a niños, niñas y
adolescentes (NNA) refugiados y migrantes que se encuentran ubicados en zonas urbanas y
rurales de Cundinamarca.
Es así, como a lo largo de este 2020-2021 ha logrado beneficiar a 1.400 NNA de cinco (5)
instituciones educativas oficiales en los municipios de Tabio, Chía y Zipaquirá, con más de 80
talleres sociales para la integración e innovación pedagógica, aprovechamiento del tiempo libre,
talleres de lecturas infantiles que hacen referencia a las migraciones, así como también
actividades que desde la educación le apuestan a transformar y aportar a un tejido social
inclusivo, en el cual se aceptan las diferencias y culturas de personas provenientes de otras
regiones o países.
También contempla capacitaciones a docentes y asesoría para la integración de aspectos
incluyentes en los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) y en los Planes Individuales de
Ajuste Razonable (PIAR), lo cual ha redundado en un beneficio para más de 5.560 personas,
como padres de familia, docentes, estudiantes y por supuesto, a toda una comunidad educativa
que, al hacer dicha inclusión, recoge frutos en equidad.
De igual manera, incluye capacitaciones en la Plataforma ‘Crear’, una herramienta virtual que
fortalece las capacidades de educación inclusiva y les permite un ingreso vitalicio a los
beneficiados.
Para Larsen Darío Lugo Castillo, rector de la Institución Educativa Municipal Guillermo
Quevedo Zornoza, de Zipaquirá, el proyecto ‘Todo es posible’ permite desarrollar esas
habilidades blandas en los estudiantes para aceptar la diferencia y poder ser una comunidad
que acoja a los niños tanto con dificultades o capacidades especiales de la comunidad

zipaquireña, así como también a los niños que por situaciones de migración llegan a esa
institución.
“Yo definiría al proyecto como la posibilidad que debemos tener todos y en especial la
educación, la escuela, los colegios, de recibir, de aceptar a las demás personas. En la medida
en que podamos aportarle a eso, disminuye la violencia y discriminación”.
Educación incluyente, más niños felices y equidad
Gracias a un proyecto como este, cada día más niños han logrado sentirse incluidos en un
nuevo contexto al que llegan debido a diversas situaciones. Así lo ratifica Paola Hernández,
estudiante migrante beneficiada, quien con esta iniciativa logró ingresar a continuar sus
estudios en la Institución educativa Fagua, sede Tíquiza, de Chía.
“Sé que este proyecto me va a traer muchas oportunidades, la oportunidad de conocer nuevas
personas, la oportunidad de aprender y vivir nuevas experiencias. Gracias por el apoyo y por
hacer este proceso mucho más fácil”, asegura la joven, quien además les envía un mensaje a
los niños migrantes para que nunca dejen de estudiar: “este país nos está dando esa
oportunidad y debemos aprovecharla”.
Por su parte, Windy Negretti, madre de familia, afirma que cuando tomó la decisión de migrar
hacia Colombia, tanto ella como su familia tenían mucho miedo, pero que iniciativas como esta
las ha recibido como “una gran bendición porque nos recuerdan, nos dicen que no estamos
solos, que tenemos apoyo y que en este pedacito de cielo, ¡Todo es posible”.
Para muchos de los beneficiados, la educación inclusiva es una necesidad de acogida que
tienen muchas comunidades, porque permite detectar las dificultades que ellas tienen y,
además, seguir trabajando en la ayuda. Esto redunda en más niños felices y mayor equidad,
dice por su parte Nubia Isabel Rojas Carrillo, rectora del Instituto Técnico Comercial José de
San Martín, de Tabio, Cundinamarca.
Es por eso que este proyecto continuará trabajando para fortalecer las habilidades y
capacidades de la población migrante de la región, como lo asegura Carlos Enrique Cavelier,
presidente de Alquería. “Sabemos que la educación de calidad abre puertas y es un motor de
desarrollo. Gracias a USAID y OIM Colombia por hacer parte de este sueño de seguir
mejorando la calidad de vida de los niños, niñas y adolescentes migrantes y retornados y la de
sus familias”.

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